Cuando se trata de forzar una sumisión del sentir a la propia voluntad, se están restringiendo las propias emociones que conforman tal voluntad o, lo que es lo mismo, se están reprimiendo las propias reacciones internas que naturalmente surgen ante los estímulos externos. La negación de los estímulos externos, lo que también podría denominarse el artificio de la auto-censura o auto-mentira, es el medio eficaz para la represión de uno mismo.
Mientras que la imaginación de un individuo depende por completo de su voluntad, ya sea de forma consciente o inconsciente, su sentir, al menos desde un una perspectiva fisiológica, depende por completo de factores externos a ella. El espíritu libre nace en el individuo al encontrar y destruir los obstáculos colocados en su propia imaginación y las restricciones auto-impuestas contra sus propios sentidos.